Solo, eres tú conjuro de mañanas
el humo misterioso te acompaña.
Cortado, el último, cual tú coraza
por ti, yo día, resisto madrugadas.
Leche, con quien compartes tu alegría,
y las penas, que a duras penas pasan,
deben agradecer todos los días
que, con tu aroma, igual que llegan, marchan.
Ocho endecasílabos.