Café

Solo, eres tú conjuro de mañanas

el humo misterioso te acompaña.

Cortado, el último, cual tú coraza

por ti, yo día, resisto madrugadas.


Leche, con quien compartes tu alegría,

y las penas, que a duras penas pasan,

deben agradecer todos los días

que, con tu aroma, igual que llegan, marchan.


Ocho endecasílabos.