Escenarios de La noche que sonaron las campanas

Bermiego, el pueblo que juega a esconderse en la montaña en Quirós

«Hay lugares que tienen el poder de parar el tiempo y hasta de congelar la vida. Uno cree saber que esos lugares existen, cree poder imaginarlos por lo que torpemente ha leído o le han contado en los documentales, pero no sabe, en realidad, cuán de extrema puede ser la naturaleza y de primaria la existencia, a pocos kilómetros incluso del mundo conocido, hasta que no va a parar a uno de ellos, por la razón que sea; y entonces descubre un orden natural que siendo tan primigenio le resulta tan nuevo y tan distinto al que le es frecuente que, necesariamente, se plantea que se puede vivir de otra manera». (Carmen Macedo, La noche que sonaron las campanas).

Bermiego, concejo de Quirós. 763 metros s.n.m.

La noche que sonaron las campanas, un viaje a la Asturias más recóndita (Artículo del blog de casadellibro.com).

Hórreo en Bermiego
Corral en Bermiego
Casa en Bermiego

Tejo de Bermiego

El tejo: el árbol sagrado que inspiró La noche que sonaron las campanas

Una raíz aérea desciende por la oquedad de su tronco, enraíza y genera un cuerpo nuevo mientras el viejo que lo rodea seca y cae. Un rebrote de cepa, el acodo de una rama… Múltiples y asombrosas son las formas de reproducción asexual que despliega esta especie de taxácea que le han servido para sobrevivir desde el Jurásico. Y es que un mismo ejemplar de tejo puede llegar a vivir hasta cuatro, cinco mil años. Cuatrocientos mil cuenta uno de los artefactos más antiguos de fabricación humana que se conoce. Adivinen: una punta de lanza de madera de tejo.

El de Bermiego, en Quirós, conocido como Tejo de la Iglesia (Teixu l´Iglesia), es monumento natural desde 1995; se estima que supera el millar de años. Como él, otros tantos ejemplares se sitúan junto a capillas e iglesias en el Principado, al igual que en otras zonas, especialmente de la cordillera Cantábrica. Una tradición, la de plantar tejos en lugares de culto, de origen prerromana y precristiana, gustada no solo por pueblos que habitaban la península ibérica, sino también en otros países europeos, como Francia, Irlanda o Gran Bretaña. Tan arraigada y remota costumbre, que, en ocasiones, antes que la iglesia estaba el tejo.

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Tejo de Bermiego e Iglesia de Santa María
Fruto del tejo de Bermiego
Tronco del Tejo de Bermiego

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